El encuadre es aquello que elegímos poner en el fotograma a la hora de realizar una fotografía. Normalmente, se suele usar de manera intercambiable con “composición”, pero en realidad, la composición abarca más cosas que únicamente el encuadre, siendo éste parte de la composición. Es decir, se puede llamar a la composición el “todo” y el encuadre uno de sus componentes (igual que lo son, por ejemplo, la iluminación, la perspectiva o el enfoque).
A la hora de encuadrar o colocar los elementos dentro del fotograma, hay que tener en cuenta una serie de directrices esenciales si queremos obtener fotografías con mayor impacto visual.
La primera de estas directrices de las que vamos a hablar es la llamada “regla de los tercios” y es seguramente uno de los recursos visuales más sencillos pero contundentes que podemos aplicar a nuestra fotografía.
Regla de los tercios
La regla de los tercios, dentro de las artes visuales, consiste en dividir la imagen en nueve partes iguales por dos líneas horizontales y dos líneas verticales y colocar los elementos importantes de la composición a lo largo de estas líneas o sus intersecciones (o en su defecto, lo más cercano a éstos posible).

[NOTA: Todo esto que viene a continuación, y que al principio puede parecer abrumador, en realidad es mucho más sencillo de lo que parece y, en cuanto que empezemos a hacer fotos con la regla en mente, rapidamente pasará a un segundo plano y lo haremos de forma natural. Además, casi todas las cámaras actuales permiten sobreimpresionar la rejilla de los tercios (y/o alguna variante) para ayudarnos a encuadrar.]
Aunque instintivamente tendemos a colocar el centro de atención de una imagen precisamente en el centro, a no ser que se trate de algún elemento gométrico o con simetría, al centrarlo estamos consiguiendo el efecto contrario al buscado: nuestro elemento principal acaba de perder su papel protagonista.
En cambio, al colocar nuestro elemento principal sobre una de las divisorias de los tercios o en la intersección de dos de ellas, nuestro elemento destaca y toma una fuerza especial. Esto que puede parecer contrario al sentido común, el desplazar fuera del centro el elemento más importante de la fotografía, se debe a que estamos condicionados por los sistemas de escritura (y por consiguiente, de lectura).
En las culturas occidentales, como la nuestra, acostumbramos a mover los ojos de arriba a abajo y de izquierda a derecha. Esto era algo obvio y me imagino que por todos sabido: dado que leemos de esta forma, en realidad hacemos lo mismo con una imagen, comenzamos a analizarla como si de un texto se tratase, es decir, leemos la imagen. Ahora bien, algo no tan conocido es el hecho que al mirar, los ojos no se desplazan de manera lineal ni uniforme, si no que saltan y prestan especial atención a ciertos puntos equiespaciados dentro de ese recorrido arriba-abajo e izquierda-derecha.
Estos puntos de interés son precisamente los puntos de intersección de las divisoras de la regla de los tercios.
De todo esto debemos deducir que los elementos a los que mayor importancia queramos dar, deben estar o bien en los puntos de interes (intersección) si se trata de elementos pequeños o “puntuales” (como puede ser una flor, un perro) o a lo largo de las divisorias en caso de ser elementos más grandes o que crucen de lado a lado la fotografía (un banco, el horizonte, un edificio).
Ejemplos
Pasemos ahora a ver algunos ejemplos gráficos.

Esta imagen que ilustra la entrada de la regla de los tercios en la Wikipedia, nos sirve para observar como se aplica la regla a una imagen, independientemente del formato de misma: en este caso se trata de una imagen cuadrada, y no rectangular como son las fotografías de una cámara de 35mm o una compacta.
Como es facilmente visible, el horizonte no esta colocado en el centro de la imagen, si no por debajo de la divisoria. Esto es algo a tener en cuenta, y que el efecto visual será mayor cuanto más “hacia fuera” se coloquen los elementos. También podemos observar que el árbol está estratégicamente colocado de forma que el cruce de éste con el horizonte coincide con un punto de interés. Si nos fijamos, la parte superior del árbol casi toca el siguiente punto de interés, lo cual concede aún más fuerza al árbol. Un último detalle a tener en cuenta, es que el sol, aunque no visible por haberse puesto cuando se realizó la fotografía, sigue marcando el punto más brillante de la imagen (lo cual es ya en sí un punto de atención) y dicho punto, aunque no coincide perfectamente con un punto de interés, queda lo suficientemente cerca como para cobrar una especial importancia.
En los próximos tres ejemplos veremos distintos casos de la regla de los tercios pero todos ellos con un “pero”: pequeños detalles que es conveniente tener en cuenta a la hora de tomar la fotografía.

En este ejemplo, vemos como se ha dividido la foto en un tercio de agua y dos de cielo. Si no hubiese otros elementos en el encuadre, la foto quedaría bastante equilibrada a pesar de lo simple que resulta. A pesar de esto, hay otro elemento en escena, la diagonal. Las diagonales en general, y en la fotografía en particular, son elementos que tienen más fuerza que otras lineas como las horizontales o verticales. Esto se debe a que guian el ojo a lo largo del encuadre y el ojo espera encontrar algo en ese camino. Y en este caso, el ojo no encuentra nada, a pesar de que la diagonal lo lleva casi a uno de los puntos de interés, por lo que el encuadre pierde parte de la fuerza.

Este segundo ejemplo es mucho más claro, un tercio de agua, dos de cielo y el barco directamente sobre uno de los puntos de interés: ejemplo de libro de texto, a primera vista. Bien, pues aunque parezca un ejemplo tan claro, existe un elemento en el encuadre que lo desbarajusta por completo. Esa boya cerca del barco, ese pequeño punto amarillo, a pesar de ser una infima parte de la imagen, destaca tanto por ser el punto más luminoso de la foto que desequilibra por completo la imagen. Recordemos: el ojo se siente atraido por las zonas de mayor luminosidad, independientemene de su tamaño. En este caso en particular, no supondría más de cinco minutos el eliminar la boya e incluso la barca de remos con algún programa de retoque, pero la idea era ilustrar que hay que tener en cuenta los pequeños detalles antes de apretar el botón.

Para este tercer ejemplo, hemos dividido la imagen en un tercio tierra, un tercio agua y un tercio cielo. El barco que antes estaba situado sobre el punto de interés inferior derecho ahora está situado sobre el superior derecho. Aunque a primera vista hemos aplicado la regla de manera correcta, esta imagen hubiese tenido mucha más fuerza si en lugar de colocar el barco sobre uno de los puntos de interés, hubiesemos colocado ambos barcos centrados en el encuadre, ya que la simetría sería aún mayor y en cualquier caso, ambos barcos estarían lo sufucuentemente cerca de puntos de interés como para entrar en su “area de influencia”.
En resumidas cuentas, no hay que aplicar la regla de los tercios ciegamente, si no analizar cada caso y decidir si la imagen se beneficia o no de su apliación.
Antes de pasar al siguiente tema que es algo más pesado, quiero podais ver algunos ejemplos en google y flickr de la regla de los tercios:
- Regla de los tercios, google (español)
- Regla de los tercios, google (inglés)
- Regla de los tercios, flickr (español)
- Regla de los tercios, flickr (inglés)
La proporción áurea
Algo que suele escucharse bastante en el mundo de la fotografía es el término “proporción áurea o dorada”. Dicha proporción (también conocida como número áureo) tiene un valor númerico de 1.618 (tres decimales son más que suficientes para nosotros).
¿Qué es y como nos afecta?
La proporción áurea es una formula geometrica conocida desde la antigüedad que otorga una composición estéticamente agradable a las formas que la siguen. En la naturaleza la podemos ver en ciertas caracolas como el nautilus, las hojas de algunos árboles, el grosor de sus ramas o algunos animales como los buhos y lechuzas.
[NOTA: En la Wikipedia podemos aprender a fondo sobre este número y sus propiedades, nosotros nos vamos a centrar únicamente en lo que atañe a la fotografía. Más adelante veremos otras facetas “más avanzadas” como la espiral áurea o los triangulos áureos]
¿Porqué es tan importante esta proporción para la fotografía? Porque la relación entre el lado largo y el corto del fotograma de 35mm es 3:2, o lo que es lo mismo, 1.5 a 1. La diferencia como vemos, es bastante pequeña, siendo el fotograma de 35mm ligeramente más alto que un rectángulo áureo.
Por si alguno se pregunta porqué no se desarrolló el formato para que coincidiera con el rectángulo áureo la respuesta es sencilla: en realidad no se creó el formato de cero, si no que se adaptó el ya existente rollo de pelicula para cine pero cambiando el sentido de vertical a horizontal. De cualquier modo, el concepto supuso la creación de un nuevo tipo de cámaras aptas para uso profesional: las cámaras compactas.
Si, si, compactas. Hasta aquel momento, los fotógrafos tenian que acarrear sus enormes equipos de placas fotosensibles si querían un minimo de calidad.
La proporción áurea y como modifica la regla de los tercios
Como hemos dicho anteriormente, la regla de los tercios divide en nueve partes iguales el fotograma. Pero si le aplicamos la proporción áurea, en lugar de nueve zonas iguales tendremos el siguiente esquema:

Aunque a primera vista pueda parecer más complicado nos acaba de simplificar las cosas, ya que si tenemos en cuenta donde caen las nuevas divisorias y los puntos de interés, en realidad disponemos de más espacio donde colocar nuestros objetos dentro del encuadre. Y no solo eso, como ya hemos explicado, si ya obteníamos un fuerte impacto visual siguiendo la regla de los tercios, si le aplicamos la proporción áurea conseguiremos más agradables a la vista aún.
Para acabar, os dejo esta simple pero enormemente util herramienta que os permitirá comprobar si vuestras fotos favoritas se adaptan a la regla de los tercios y la proporción áurea.
Originalmente escrito para compartetusrecuerdos.com
Fotos | Isaac García