Los objetos, motivos y personas que fotografiamos no cambian de estado “enfocado” a “desenfocado” de una manera absoluta si no de forma gradual; aquí es donde entra en juego la profundidad de campo.
La profundidad de campo se entiende en fotografía como la zona en la cual la imagen tomada está enfocada. Esto quiere decir que existe un margen de distancia dentro del cual los objetos se verán (aceptablemente) nítidos a pesar de no estar a la distancia exacta del punto de enfoque. La profundidad de campo viene determinada por la distancia del punto de enfoque, la apertura (número f) y la distancia focal de la lente (a mayor distancia focal, menor profundidad de campo).
Esta zona no es simétrica, siendo por lo general dos tercios por detrás del punto de enfoque y un tercio por delante. Con lo cual, si hemos enfocado un objeto a un metro de distancia y, simplificando, tenemos una profundidad de campo de tres centímetros todo lo que esté hasta dos centímetros más lejos del punto de enfoque y hasta un centímetro más cerca, estará enfocado. O lo que es lo mismo, nuestra zona de nitidez empezará a 99 centímetros de distancia y terminará a los 102 centímetros.